Sonando

sábado, 23 de abril de 2016

Establecer barreras no siempre es la mejor opción. En algún momento hay que decidirse. Porque a la larga, los muros que ponemos no mantienen a los demás fuera, sino a nosotros dentro. Porque sí, es verdad, la vida es un caos y nosotros también. Somos así. Sin embargo, tenemos la opción de pasarnos la vida levantando ese conjunto de piedras pesadas, o de vivirla saltándolo. Mirarnos al espejo, ser claros y pensar que, aunque existan algunos demasiado peligrosos para alcanzarlos, no hemos de tener miedo a ellos. Porque dicen, cuentan, que si nos aventuráramos y decidiéramos cruzarlos, las vistas al otro lado, serían fantásticas.

martes, 9 de febrero de 2016

Por supuesto que necesito de ti.
Necesito que me llames por teléfono cuando quieras.
Sin pedirme permiso.
Te quiero.
Necesito que te recuestes en mis piernas.
Y leerte en alto un pedazo de libro con el que lloré esta tarde.
Y que me digas qué sientes al escucharlo.
Y decirte por qué me he emocionado.
Necesito que me digas guapa.
Porque a veces me siento muy fea.
Otras no.
Pero las veces que sí.
¡Pues guapa!

Necesito que me comas entera.
Y te lleves con la lengua todos los pensamientos horribles.
Que a veces me hacen temblar.

Necesito sentir que me deseas.
Pero no como a un helado o a Tom Hardy.
Sino que deseas hundirte en mi.
Expandirte y contraerte.
Y dejar un charco después de mirarme.

Necesito que cuides de mí.
Enseñarte las heridas de mi cuerpo.
Y que me las beses y me digas que no son nada.

Necesito que me dejes espacio.
Y que crezcas sin mí.
Admirarte por todo aquello que eres cuando no estoy yo.

Necesito que me abraces de noche.
No tiene que ser toda la noche.
Sólo un rato.

Porque los monstruos existen,
porque el paro existe,
porque el dinero existe,
porque la muerte existe,
porque la enfermedad existe,
porque las catástrofes existen,
las frustraciones existen,
y la coliflor también existe.

Y luego ya cada uno a lo suyo en su lado.

Necesito que me comas por la mañana.
Para arrancarle segundos a la rutina.

Necesito que estés presente.
No buscando algo mejor.
No queriendo estar en otro lugar.
Estar presente.

Necesito que me acompañes.
Porque yo puedo sola.
Pero no quiero poder sola.
No quiero más sola.

Necesito sentir que he amado.
Y que me han amado.
Que he estado en el mundo.
Y el mundo ha estado en mi.
Que aproveché esta oportunidad.

Necesito de intimidad para aguantar en público.

Me dará igual si nunca me regalas nada.
Me dará igual que no te acuerdes del día del cumpleaños de mi hermano.
Me dará igual que te quedes sin batería todo el rato.
Me dará igual que no sepas escribir lavabo.
Me dará igual que te guste el fútbol.
Me dará igual que cantes Ocer y Rade mientras limpias.
Me dará igual si engordas o adelgazas.
Si te quedas calvo.
Si pierdes un diente.
O un dedo.

Pues vaya.

Todos cambiamos ¿sabes?

Lo único que necesito son dos días contigo.
Y que se conviertan en treinta años.

Genial, oye.

Pero sí son dos días.
Joder.
Qué dos días serán.

Y los guardaré dentro.
Con todas las cosas bonitas que me pasaron.

Durante el tiempo.

Que habité el planeta Tierra.