No es fácil llevarme. Ni a mi, ni a lo que yo conllevo. Supongo que el día en el que te das cuenta de eso, es cuando empiezas a flaquear y dudas de tus propios medios.
Es difícil. Duro. Pero como todo en la vida.
Luchas, luchan, te esfuerzas, se es fuerzan... ¿Y para qué ? Si aun permanece el miedo a la mala e inútil remontada. Si aun no consigo enfrentarme a la pesadilla de verte marchar, de nuevo.
En un punto entre caer y sostenerme, es el equilibrio el que me falla cada vez que imagino como podrías alejarte.
Y bueno, digamos que lo que me mantiene todavía en pie en esta envergadura tan fina es la seguridad que trasmite tu mano, o tu cuerpo, que deleita con llegar a la meta siempre
¿Y qué es la meta? El objetivo, el regalo de mayor valor, tu. Con tus defectos, tus virtudes, todo, de ti, para mí.
Aunque claro, nadie dijo que el camino fuera fácil, y mucho menos, aquel que conduce a la felicidad.
Sonando
viernes, 24 de octubre de 2014
sábado, 18 de octubre de 2014
domingo, 12 de octubre de 2014
¿Nunca habéis sentido vivir como la pieza perdida del puzzle que nunca encaja, o que cuando lo intenta hay una parte de la misma que siempre falla? Y como en los puzzles, de nada sirve forzarla, porque cuando parece que está todo en perfecta construcción, de buenas a primeras, se desgarra.
Pero qué más da, ¿verdad? Si llevando revuelta tanto tiempo entre todas ellas, aún ninguna ha conseguido cambiarla.
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