Sonando

viernes, 24 de octubre de 2014

No es fácil llevarme. Ni a mi, ni a lo que yo conllevo. Supongo que el día en el que te das cuenta de eso, es cuando empiezas a flaquear y dudas de tus propios medios.
Es difícil. Duro. Pero como todo en la vida.
Luchas, luchan, te esfuerzas, se es fuerzan... ¿Y para qué ? Si aun permanece el miedo a la mala e inútil remontada. Si aun no consigo enfrentarme a la pesadilla de verte marchar, de nuevo.
En un punto entre caer y sostenerme, es el equilibrio el que me falla cada vez que imagino como podrías alejarte.
Y bueno, digamos que lo que me mantiene todavía en pie en esta envergadura tan fina es la seguridad que trasmite tu mano, o tu cuerpo, que deleita con llegar a la meta siempre
¿Y qué es la meta?  El objetivo, el regalo de mayor valor, tu.  Con tus defectos, tus virtudes, todo, de ti,  para mí.
Aunque claro, nadie dijo que el camino fuera fácil, y mucho menos,  aquel que conduce a la felicidad.

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