Sonando

viernes, 19 de julio de 2013

Obsesiva me llaman.

Qué difícil es encontrar las palabras adecuadas para decir las cosas. Sí, digo "cosas" porque quiero generalizar. Me resulta horrible y agobiante tener millones de ideas en la cabeza y no saber con qué palabra empezar a soltar todas y cada una de ellas. Así que,  indagando por el interior de mi complicadísima cabecita, he llegado a la conclusión de que mi problema es que pienso mucho. Muchísimo. Doy demasiadas vueltas a los asuntos más insignificantes que te puedes imaginar. Pero claro, lo mejor es, que cuando ya creo haber dado con la respuesta adecuada, millones y billones de pequeñas e irritantes "Anitas" mentales se ponen gritar cual locas juzgando los pros y los contras de la que debería ser mi "respuesta perfecta". Por lo que al final, me quedo como estaba; sin respuesta que dar y un lío mental de tres pares de narices. Y es que esto es así. Soy una persona obsesiva por naturaleza. Aunque más que obsesiva, me defino como..."pensadora", que le da un aire más filosófico y me da pinta de "chica interesante".  Pero bueno, como sé que no puedo ponerle remedio, lo acepto y eso que me llevo. Por lo que, para finalizar mi "reflexíon", sacaré el máximo partido a la "pensadora" que llevo dentro y diré: "Vive el día a día, momento a momento, y que no te importe lo que diga el resto".

2 comentarios:

  1. En un mundo donde recibimos un trillón de información al día como no vas a pensar y a re-re-re-repensar.
    Pensar es bueno y mostrarnos tus pensamientos mejor.

    Un saludo.

    PD: escribes genial.

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  2. ¡Te doy toda la razón del mundo!

    Otro para ti :)

    PD: ¡Muchas gracias!

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